"El erotismo es una de las bases del conocimiento de uno mismo, tan indispensable como la poesía."A.N

lunes, 7 de abril de 2014


Te pertenezco en líneas y versos, en voces espontáneas, en risas innatas. Soy fiel en los besos clandestinos y en el deambular constante entre tu piel  
Te correspondo en miradas pueriles y obscenas;  me sumerjo profundamente entre tus dedos y los míos; entre la distancia de tu boca a mi esencia, de tu ímpetu a mi serenidad de niña indefensa.
 Olvido los pasos andados hasta tu presencia, desdibujo los años como difuminando la experiencia. Insisto en conocer de nuevo, en suponer extrañeza, en suponer novedad

Insisto  en sentir, en recibir, en vivir. En sentirte, recibirte, vivirte. 

sábado, 26 de enero de 2013



He recorrido incesantemente  los labios, las bocas jadeantes en la lozanía de mi cuello.  He sobrevivido, faunesca, eterna; ninfa de los mares, orlada  de sábanas blancas, en interminables días de verano, en la lluvia fría, que azota los cristales, cubierta de desnudez, pintada de desenfreno, en el pincel y la tela nívea, en la aurora, en la arena, en la sangre, en el deseo perpetuo. Yazgo allí serena, esperando disiparme en palabras muertas, en el vacío, en el silencio.

miércoles, 19 de diciembre de 2012







Y todo el campo lloró mi palidez de crisálida rota, gimió fuerte la muerte de mi cría enferma, todo el gris de esa tarde se volvió violáceo, acusó infame la desgracia inminente, mientras los curvos acechaban su carne inerte y tierna.  Los albores  de la humanidad se reducían al espacio mínimo de la muerte temprana, de la agonía de la fiera herida, de la sangre coagulada, de la inmensidad de la sabana encrucijada en la atemporalidad de este espacio.

domingo, 22 de julio de 2012




Tenté a las horas que deambulaban lentas por mi cabeza, hundida en el misterio  de las palabras, el tiempo se deslizó lento por las bocas tibias de inocencia; abracé en la insensatez al destino que te trajo a mí, a la vida que me dio un soplo tibia en la cara, que bendijo mis sienes muertas, que dio color a mi mirada grisácea. Reconocí tus ojos fijos y dulces, observé embelesada cada centímetro de tu existencia, quise en silencio perpetuar el instante que creamos con las manos arrulladas en el pecho, que golpeteaba incesante como si quisiera transmitir ese son dibujado entre líneas. Recorrimos las calles y el camino que se delineaba de a poco bajo nuestros pies, te uniste a mí como una sombra, como parte de una esencia indisoluble; te alejaste en la serenidad del alba en la humedad de la niebla tal como apareciste la vez primera

domingo, 27 de mayo de 2012



Imploro en la letanía y me sumerjo en el letargo de mis balbuceos, me asfixio en la idea de quedarme muda, de volverme como el mármol viejo, insisto en volver a la tierra, dejar la niebla que me absorbe, que no es húmeda y tibia como acostumbraba, que  se ha vuelto densa e impenetrable como mis entrañas, que olvidaron sentir.  Ciño mi cuerpo al metal de la celda, me someto al claustro en el que me sumieron,  rehúyo a la luz que entra  temerosa por la hendidura del muro,  el grillete que me ata a tus pesares se hiñe en mis carnes; es intenso y doloroso como tus palabras en el viento, es ardoroso y obsesionante como tu boca rodeando mi cuello, es dulce como la cicuta que me ofreciste antes de dejarme aquí.

domingo, 19 de febrero de 2012


 Veo pasar tu sombra, me enardece el frío de esa inocencia, me ensordece tu silencio, me duelen las palabras, el verso marcó mi semblante, me azota el pensamiento del viento sur, las calles solitarias me buscan,   fallezco en cada instante que mi mente vuela, en cada segundo que te respiro, desde la agonía, intento mostrar un poco de humanidad, más estoy muerta y sepultada por nombres, vivencias y sentidos. El abismo me absorbe, la tierra húmeda rodea mis piernas, el espasmo me recorre hasta los huesos; la agonía me anticipa,  sé que viene la muerte, siento su hedor, pero la espero sumida en temores infundados, más la deseo fugaz, violenta y excitante.


He perdido la conciencia, no recuerdo cuanto tiempo llevo sentada acá, he visto oscurecer hasta las paredes, mas no vi marchitar mi boca, ni desparecer el horizonte que imagino, solo percibí por las sombras, que ibas y venías y que te pesaba mi estado, la culpa te carcomía; me lo dijiste, yo  aún perdida, no respondí, me sacudiste violentamente y me dijiste que viviera, que no era justo morir así y  yo solo estuve ahí seca hasta las lágrimas, taciturna , dormida entregada al destino creo, ni siquiera a asumir algo, solo por estar, por robar un poco de aire a ese cuarto de paredes desteñidas. Como siempre el deambular de esos seres llenos de vida al menos, hacía ruido a mí alrededor, algo de movimiento le daban a esas tablas apolilladas del suelo, yo solo oía, se quienes iban, quienes se quedaban, quienes solo pasaban, quienes lloraban y quienes les hervía la impotencia, quienes me odiaban por mantenerlos pendientes, quienes miraban lastimeros y tú que me entendías, sin decir, sin hablar, sin quedarte, solo observando de lejos. Te entristecías por mí, te dolía más que a mí, solo me sonreías, me hacía bien.  Me lanzaron agua en la cara, por si salía de ese ensimismamiento, mi reacción fue quitarme el pelo del rostro y estirar la punta de la lengua para saborear el agua, todos gritaban, se paseaban me secaban, me traían ropa nueva, un vaso de agua, escuché que decían que mejoraría, yo solo decía: -siempre he estado bien-, -solo que ahora no quiero sentir-, y seguía buscando tus ojos en la ventana, te habías ido, él me abrazaba fuerte y me decía que había decidido bien, que ya le quitaba un peso de encima, que sabría que estaría bien, mis ojos aún lejanos pensaban en que todo este circo, lo único que lograba era hundirme más en ese estado considerado como falta de cordura.