He recorrido incesantemente los labios, las bocas jadeantes en la lozanía de
mi cuello. He sobrevivido, faunesca,
eterna; ninfa de los mares, orlada de sábanas
blancas, en interminables días de verano, en la lluvia fría, que azota los
cristales, cubierta de desnudez, pintada de desenfreno, en el pincel y la tela nívea,
en la aurora, en la arena, en la sangre, en el deseo perpetuo. Yazgo allí
serena, esperando disiparme en palabras muertas, en el vacío, en el silencio.
Comando actualidad con Adrián Pérez.
Hace 9 años
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