Azrael: volviste a mí nuevamente, envuelto de céfiro, me oíste en el silencio de mis palabras, seguiste el trazo de mi mano bajo la tierra húmeda, finalmente descifraste la amargura del canto, y has venido a mí, para despojarme de un ciclo más, y te digo: Antinatura, te vuelves y besas mi boca muerta, acusas mi dolor, robas un poco de mí, en ese roce frío, me dejas impávida. Luego consientes la muerte bajo mis pies, aunque me abrasa el frío, retorno eternamente a la humedad, al olor de las raíces bajo la tierra, a la madera putrefacta, a los restos desterrados. Así te alejas deseándome en el aire, y yo te imploro, te busco, te nombro: Antinatura.
Comando actualidad con Adrián Pérez.
Hace 9 años
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