
Compartimos el pan y el cielo, descubrimos en el otro lo que somos, desvelamos la pureza, la timidez y la inocencia que yacía olvidada hace infinidades; abrazamos al placer y la locura misma, nos entregamos al vaivén del azar, en una búsqueda desenfrenada por contemplar, una vez más, aquel fulgor enceguecedor que significa sentirse vivo.
texto pensado para una persona muy especial para mi que me acompañado en este camino de la vida
ResponderEliminarQué hermoso Cecilia, es como una caricia.
ResponderEliminarUn abrazo a los dos.
gracias Sara que lindo leerte en mis primeros pasos por las letras
ResponderEliminarbesos