Asumí tu aire faunesco, lo artificioso de tus palabras e incliné el cuello para
sentir tu respiro, baile al son de tus caderas, mientras me sometí a la dominación de tu libídine,
me volví ingenua y dócil, me vestí de desnudez
solo para ti, cedí efusiva a tu lengua penetrante, dejé poco a poco que
tu arte demandara mi pecho, que posesionase lo suyo,
así pausadamente fui despojándome de mi inocencia y conociendo la existencia
que ya había olvidado
Comando actualidad con Adrián Pérez.
Hace 9 años
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