Reniego esta noche del espacio que he tomado, renuncio al aire de hembra hambrienta, de diosa fértil, de fémina lujuriosa y en medio de la opacidad que me acompaña, tiendo los fulgores y el narcisismo que me ha sumido hasta la sangre. Me reclinaré aun para ti, poseedor de mí voluntad, ahí sobre la butaca, como por vez primera, ostentando mi semblante teatral y posaré bajo el tenue albor, que desdibuja mi boca, entreabierta, casi jadeante, posaré para que concluyas la firmeza de mi pecho y la lozanía de mi cuello desprovisto, a la merced de un ser hambriento de satisfacción; develaré el éxtasis de mi desnudez y danzaré asida a tu deseo hasta desfallecer en tu cuerpo, exhausta y temblorosa, hundida en el jadeo de tu boca.
Comando actualidad con Adrián Pérez.
Hace 9 años