Al tiempo que tenté el destiempo vino exacto a mí, cubierto de desnudez, destilando inocencia temprana, posó su boca presurosamente ardiente y lo azotó el ímpetu inexperto de la experiencia, ahogó su aire de fauno en un último impulso por someterme a sus ansias y sus manos tardas acabaron en sumirse a la búsqueda de regreso al seno; sus lánguidas formas se arrullaron en el deseo de volver al vientre, en el que descansó su cabeza.
Comando actualidad con Adrián Pérez.
Hace 9 años